María estaba demasiado emocionada, que hasta se atrevió a usar la tabla de snow, la que parecía demasiado peligrosa, pero no se le dio tan mal.
Fuimos a unas colinas que había detrás de la residencia, la primera era muy pequeña y no era muy empinada, pero era divertido porque tenía muchas curvas.
La segunda fue mejor, era más grande y tenías que hacer más maniobra para no chocarte con los árboles que había alrededor o caerte por otro sitio más elevado, aunque en más de una ocasión ocurrió que nos hubiéramos chocado, pero eso es lo divertido ¿no?. Eso sí, siempre y cuando tengas cuidado.
Nos lo pasamos realmente bien, ya que era nuestra primera vez que lo probamos, aunque nos hubiera gustado ir más veces.
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